Por Roberto Uribe Pinto
Conferencia presentada en la Sesión
Conmemorativa
Entre la pleyade de personajes que forjaron
nuestras independencia y que han sido objeto de cuidadoso estudio
por parte de nuestros historiadores, sobresale don Antonio Nariño y Alvarez, de
quien existen numerosas biografías y estudios especializados
sobre su agitada vida, cuyo estudio es el motivo de la existencia
de esta Academia.
En cambio no han tenido suerte similar los
hijos de don Antonio Nariño sobre algunos de los cuales nos hemos permitido realizar
un estudio y la correspondiente investigación, haciendo énfasis
sobre las inclinaciones políticas y sociales de los tres hijos
del Precursor y la adhesión de unos y otros a la causa de
su padre por la independencia o a la causa realista. Hemos investigado
varios archivos, biografías del Precursor y demás documentos
y fuentes para el mismo estudio, llegando a las siguientes conclusiones:
En primer lugar, como antecedentes para este
importante tema nos referimos a los hermanos del Precursor en especial
a sus hermanas Dolores Nariño Álvarez y María Josefa “Benita” Nariño Álvarez.
Sobre la primera de las nombradas ocurre que ella casó con
Bernardino Ricaurte Rigüeiros y siempre fue adicta a la causa
realista y por tanto a los españoles a quienes protegió.
No obstante, escondió en su casa a su hermano el Precursor
en 1797 cuando llegó disfrazado a Santafé. Fue desterrada
por Morillo a Zipacon porque su apellido Nariño era sospechoso.
Del matrimonio de Antonio Nariño con Magdalena Ortega, que
se realizó el 27 de marzo de 1785, nacieron los siguientes
hijos: Gregorio, Vicente, Antonio, Mercedes, Isabel y Francisco,
quien se fue a Cuba. Nos ocuparemos en este estudio de cuatro de
los hijos que fueron notables por sus posiciones, uno a favor de
la causa realista, otro a favor de la causa patriota de su padre
y el tercero, especialmente como Director de la Biblioteca Nacional.
También brevemente sobre Mercedes Nariño Ortega.
EL HIJO REALISTA DE NARIÑOGregorio
Nariño Ortega.
Nació en Santafé el 12 de Marzo de 1786 y en el transcurso
de su vida dio muestras irrecovables de su adhesión y su apoyo
incondicional a la causa realista. Precisamente, era tal su
integración a la causa y defensa de los Borbones que no obstante
que su padre Antonio Nariño era el Presidente de Cundinamarca
para 1.813, los Patriotas apresaron a su hijo con el amigo que lo
acompañaba en el Magdalena y los trasladaron a Mompox por
sospechosos de la misma causa. Posteriormente, ya en la invasión
pacificadora de la Nueva Granada continuó con el mismo apoyo
aliándose con los realistas que respaldaban a Fernando VII “para
restituir la soberanía al Rey nuestro señor luego que
volviese al trono”. También pretendió convencer
a su padre Antonio Nariño para que revocara sus decisiones
de independencia y se entregara a la causa realista. En alguna declaración
realista también se manifestó que don Gregorio “ha
observado conducta pacífica y sosegada, no ha tenido empleo
alguno y ha protegido a los españoles”. En 1816 se casó en
Venezuela con Mercedes Limonta.
Por último, este hijo de Nariño se fue a vivir y
se estableció permanentemente en Cuba, en donde con su esposa
constituyeron una familia numerosa de los Nariño Limonta,
quienes vivieron también muchos años en la Isla y otros
viajaron y murieron en París.
Al respecto transcribimos un fragmento del
interesante artículo
publicado en el Boletín de Historia y Antigüedades de
la Academia Colombiana de Historia, al cual hacemos referencia más
adelante:
“Hallábase el joven en Bogotá en 1816 cuando
entraron las tropas españolas, y hace entonces esfuerzos
para librarse de persecuciones. Hemos hallado en el archivo anexo
a la biblioteca Nacional un expediente sobre esto.
“El 19 de mayo de dicho año se dirige al virrey
Montalvo y le refiere que fue llamado de Cuba, donde permanecía
pacífico entregado al comercio, y que abandonó sus
intereses y se hizo cargo de la comisión que dicho virrey
puso a su cuidado; que vino de Santa Marta a Santafé, en
agosto de 1813, y que sostuvo el partido de Fernando VII en esta
ciudad, la cual, dice, al fin abrió las puertas de ella
al ejército español, que entró el día
6 del corriente, sin un tiro y en medio del regocijo público.
Su ilustre cabildo, agrega, preparó anticipadamente los
caminos llevando a cabo la idea que se propuso el 21 de julio de
1810, de restituir la soberanía al rey nuestro señor
luego que volviese al trono.
“Domingo Duquesne dice, el 13 de mayo de 1816, que Greogorio
Nariño le hablaba a su padre, cuando era presidente, para
que desistiese de sus proyectos y sometiese el reino a su legítimo
dueño, y que hacía muchos elogios del arzobispo para
que el gobierno lo reconociese. Lo mismo declaran J.B. Pey y A.
de Leon.”
LOS HIJOS PATRIOTAS DE NARIÑO
Teniente
Coronel Antonio Nariño Ortega:
Nació en Bogotá en 1791, fue colegial de San Bartolomé.
Acompañó a su padre en la primera Campaña del
Sur y participó por consiguiente en las batallas de Alto de
Palacé, Calibío, Juanambú, Tacines y Pasto,
en alguna de las cuales quedó inutilizado del brazo derecho, “pide
licencia absoluta y ofrece sus servicios cuando sean necesarios”.
También debe tenerse muy en cuenta que este hijo de Nariño
fue el más entusiasta por la causa patriota y se solidarizó plenamente
con su padre en todas las andanzas y aventuras en pro de la misma
causa. Es así como, acompañó a su padre inicialmente
en el primer destierro cuando los realistas lo condenaron a las Bóvedas
de Cartagena y precisamente los dos se escaparon en el trayecto por
el río Magdalena y pocos días después fueron
nuevamente apresados y conducidos a la misma ciudad.
Acompañó a su padre también en la famosa Campaña
del Sur y peleó allí en las batallas de Alto Palacé,
Calibio, Juananbú, Tácines y Pasto, en una de las cuales
fue herido como atrás lo indicamos. Abelardo Forero Benavides,
refiriéndose al teniente coronel Antonio Nariño Ortega
y su intervención al lado de su padre en la campaña
del Sur, expresa lo siguiente sobre la Batalla de Juananbú: “Llegan
a orillas del Juananbú en donde se atrincheran los enemigos.
Hay necesidad de pasar el río bajo el fuego y trepan luego
por un escarpado monte a donde se desplazan. . .”
Antonio Nariño Ortega fue Alcalde del Cantón de Bogotá en
1834. Se había casado con Natalia Silva Salgar en 1812, tuvieron
solamente una hija, Maria Teresa, que murió soltera. Tanto
luchó por su padre que en agosto de 1814 y a raíz del
apresamiento de Nariño en la campaña del sur, escribió una
carta a Toribio Montes, presidente de Quito pidiendo que se le quiten
los grillos a su padre y en la cual transcribimos lo siguiente:
“.
. .porque se le han irritado las llagas que tiene en una y otra
pierna. Será posible que se le hayan echado los grillos
en recompensa de que él ha impedido que se los pongan a
centenares de europeos? Será tanta la desgracia de mi padre
que cuando se trata de su persona se convierte la beneficencia
en rigor y la ventura en maldad?”
Vicente Nariño Ortega, el Bibliotecario.
Nace el 22 de mayo de 1793 y fue importante Director
de la Biblioteca Nacional. Se casó en Rionegro Antioquia con
su prima Eugenia Gómez Salazar. También encontramos
al mismo Vicente Nariño en Medellín, celebrando el
Carnaval del día de Los Inocentes en 1809 y actuando en
una representación teatral, que las autoridades españolas
consideraron como revolucionaria, pues se prohibían el carnaval
y las representaciones bajo sanciones. Asume como bibliotecario
ya en el gobierno de La Gran Colombia en septiembre de 1819 por
instrucciones del Libertador Simón Bolívar y en decreto
firmado por el Vicepresidente de Cundinamarca, Francisco de Paula
Santander y el Secretario del mismo Departamento, Alejandro Osorio.
A este respecto Eduardo Ruiz Martínez, inolvidable amigo
e historiador, quien fuera el fundador de esta Academia, expresa
lo siguiente en su obra “La Librería de Nariño
y los Derechos del Hombre”: →
|
“El
joven, que sólo tiene 26 años es nombrado bibliotecario
por el Libertador. . . cargo que desempeñará cerca
de 35 años, constituyéndose en el Director que por
más tiempo ejerció esas funciones en toda la historia
de la Biblioteca Nacional.
Nariño
en este cargo hizo varias reparaciones a la casa de la misma biblioteca
y ampliando la librería, de lo cual dan fe la historia de
la Biblioteca Nacional de Colombia, escrita por los famosos historiadores
Guillermo Hernandez de Alba y Juan Carrasquilla Botero. Trasladada
la biblioteca a las aulas de San Bartolomé, dicha instalación
se abrió definitivamente en diciembre de 1823 y constituye
la matriz de la actual Biblioteca Nacional. Vicente Nariño
continuó como director de la biblioteca hasta 1855, cuando
falleció.
Es de anotar el siguiente párrafo muy interesante
del libro “Historias de un alma” de José Maria
Samper, citado por el mismo historiador antes reseñado y que
se refiere a una visita a la biblioteca en 1844:
“En
diciembre de 1844, a los pocos días de vacaciones comencé a
fastidiarme: . . .
“Un
día me ocurrió la idea de ir a matar el tedio a la
Biblioteca Nacional: entré y me llamó la atención
don Vicente Nariño, bibliotecario entonces, hijo del ilustre
revolucionario y prócer bogotano que reveló en Colombia
los “Derechos del Hombre.” Don Vicente parecía
haberse petrificado en la Biblioteca, formando masa común
con los pergaminos en folio: era como un estante viviente, pero
sin libros; una especie de biblioteca muda y sin índice
y vegetaba allí como hubiera podido vegetar en una vasta
botica un hombre extraño de la farmacia. Nadie entre nosotros
había manejado más libros que él, pero nadie
era menos literato ni erudito, Conservaba los libros en buen estado;
tenía sus índices reducidos a lo estrictamente necesario
para buscar lo que se le pedía; jamás faltaba en
la Biblioteca, y suministraba con inalterable condescendencia y
bondad los libros que se le exigían.”
Al referirse el mismo Vicente Nariño a su
cargo y labor en la biblioteca expresó lo siguiente:
“Treinta
y tres años consagrados exclusivamente al servicio público
en este empleo, me han impedido hacer otra cosa que mantener pobremente
mi familia; y hoy, señor, que me encuentro en avanzada edad
y enfermo, porque un ataque de parálisis que invade progresivamente
mis miembros y amenaza inutilizarlos todos, me prohíbe hasta
el pensamiento de buscar la subsistencia de otro modo. . .”
Mercedes Nariño Ortega.
También sufrió los avatares de la
causa patriota por su filiación con Antonio Nariño
de cuya suerte también dependió. Luchó a favor
de su padre en las contiendas de la Patria Boba apoyando a los
centralistas en contra de los federalistas que comandaban Antonio
Baraya y otras figuras. Prueba de ello reside en que Mercedes Nariño
se puso el uniforme de la Artillería para defender a Bogotá en
su causa nariñista y en las batallas “aplicó el
botafuego al cañon con gran impavidez”. Como consecuencia
de todas estas posiciones y luchas por la causa de su padre, fue
desterrada en 1816 por Pablo Morillo en compañía
de su hermana Isabel, junto con su tía Dolores y otras damas
afines, obligándolas a marchar a pié y con maltratos
de toda índole al pueblo de Zipacón, en donde residió hasta
la caída de los realistas. Fue educadora y tuvo colegios
en Bogotá, Socorro, Vélez y Tunja.
CONCLUSIONES
Los hijos patriotas de Nariño, a los cuales
nos hemos referido anteriormente, vivieron los días de gloria
y de triunfo con su padre y también sufrieron los oscuros
días de maltratos, opresión y prisiones a que fueron
sometidos todos los perseguidos por el Pacificador Pablo Morillo
y la reacción realista contra los mismos patriotas. Puede
decirse que participaron en la vida heroica de su padre y de muchos
próceres de la Independencia y aportaron cada uno de ellos
su cuota de valor, intrepidez y sacrificio a la misma causa. Especialmente
resaltamos la figura del Teniente Coronel Antonio Nariño
Ortega, quién participara en todas las batallas y acciones
heroicas incluyendo la Campaña del Sur que llevaría
al Precursor al destierro y prisión en Cadiz (España)
por varios años, corriendo así el riesgo de que fuera
apresado y tuviera la misma suerte de su padre. Sacrificó así,
su libertad y parte de su vida a la causa de la Independencia y
ocupa un destacado lugar en la Galería de los Próceres
al lado del Precursor Antonio Nariño.
Nos imaginamos a los hijos de Nariño, con
la reciedumbre de su estirpe y las lecciones y ejemplos del Precursor,
sufriendo y soportando los tormentosos sucesos para la época
de su primer arresto por orden del Oidor Figueroa que allanó su
casa frente a la Plaza de las Hierbas, y confiscó su biblioteca
en la casa que poseían frente a la misma plaza, hoy sede
actual del Jockey Club, en la cual estamos sesionando.
También rememoramos la aventurada asistencia
a su padre enfermo por parte de Antonio Nariño Ortega en
el primer destierro o prisión hacia Cartagena, así como
los aciagos días que vivió su heredero en las calles
de la Heroica y en las bóvedas de Bocachica. Sin olvidar
que previamente en la campaña del sur luchó al lado
de su padre y fue herido, como lo anotamos.
Vicente Nariño Ortega, a quien se le debe nuestra Biblioteca
Nacional junto con su fundador Manuel del Socorro Rodriguez, también
enriqueció la estirpe nariñista que le legara su
padre. Él fue continuador en esta forma de la Biblioteca
de Nariño confiscada por el oidor Mosquera y Figueroa en
la casa del Mercado de las Yerbas y como intelectual y bibliógrafo
dio los primeros pasos para la institución bibliotecaria
nacional que culmina en nuestra Institución Cultural, junto
con la Biblioteca Luis Angel Arango.
La biblioteca de nuestro precursor, de quien heredara
sus dotes culturales el bibliotecario Vicente Nariño, se
encuentra analizada en forma muy profunda y completa por el ilustre
historiador y gran amigo Eduardo Ruiz Martínez, como antes
lo señalamos y a la devoción del mismo Precursor,
se refiere así: “Su devoción por los libros
se procede de la educación que le ha dado su padre y de
quien heredó la importante biblioteca iniciada por el abuelo
materno Manuel Bernardo Alvarez.”
Vicente Nariño Ortega continuó así también
esta tradición cultural que venía de sus ancestros.
FUENTES CONSULTADAS
En primer lugar, debemos agradecer todos los datos
e indicaciones sobre importantes fuentes par nuestro estudio que
nos suministraron los ilustres historiadores Antonio Cacua Prada,
Presidente de esta Academia; Roberto Velandia aquí presente
también y Carlos José Reyes Posada.
Relacionados así nuestras fuentes bibliográficas:
- Genealogías de Santafe de Bogotá de
Fenitta Hollman de Villaveces y Fernando Restrepo Uribe, entre
otros, tomo VI, páginas 9 a 21.
- Nariño su vida, sus infortunios, su
talla histórica de Jorge Ricardo Vejarano, Editado por las
Academias de Historia de Colombia, Ecuador y Venezuela, Caja de
Crédito Agrario, 1972.
- Historia
de la Biblioteca Nacional de Colombia por Guillermo Hernandez
de Alba. Edición del Instituto Caro
y Cuervo.
- Don Antonio
Nariño Nuestro Precursor,
Carlos Gomez Botero, Ediciones Gobernación de Antioquia.
- Academia
Colombiana de Historia en el Boletín
de Historia y Antigüedades Agosto 1928 Vol. XVII pag. 93 y
s.s. Boletines de la misma Academia correspondientes a los años
de 1965 y en los cuales aparecen entre otros los escritos referidos
de Abelardo Forero Benavides, de José Maria Restrepo Saenz, éste último
a la página 225 y s.s.
- La Familia
de Nariño, estudio de José Maria
Restrepo Saenz y Raimundo Rivas, publicado en la revista del Colegio
del Rosario. Boletín No. 51 de febrero de 1910.
- La Librería de Nariño y los Derechos
del Hombre. Eduardo Ruiz Martínez, Editorial Planeta 1990,
pags. 50, 56 y s.s.
Trabajo realizado por el Académico
Roberto Uribe Pinto en compañia de Juan José Restrepo
Antonio Nariño
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